En la noche cautivas con tu resplandor, llenándome de inquietud y curiosidad de saber y sentir.
Sólo reflejas una fuerza mayor, irradiando lo mejor de tí. La mirada cambias y produces emotividad, cambiando lo natural por lo catastrofrico, haciendo pensar y entender que sólo somos seres diminutos y cambiantes, que estamos aqui por una misión, dejando sólo un pequeño rastro creyendo que es una gran huella. Siendo tu la eterna vigilante de mirada cambiante que desvanece y aparece, recordándonos que sólo somos nosotros tratando de ser grandes.
La inmensidad esta en tu mirada, en tu infinita existencia, en la fuerza sobrenatural de mantenerte suspendida, siendo increíble para nosotros y tan natural para tí. Cautivando a quien te mira, enamorando al que te siente en una noche desolada y vacía, llenando de teorías al sabio observador, sin tener la explicación exacta de tu existencia. Tu mirada tranquila y relajada, sin preocuparte que en el día no estarás visible, enseñándonos que la permanencia es la valiosa y el brillo terminable.
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